Tus hijos están en la edad de jugar, de divertirse y sobre todo de desordenar. Quieren tener una habitación de la que presumir con los amigos o primos que inviten a jugar a casa, un espacio que sea suyo, y con todo a mano para dar rienda suelta a la creatividad que surge durante una tarde de juegos y que luego, “mágicamente”, todo parezca en su sitio.
Si estás planteándote una remodelación, ahora o en un futuro, y estás en busca de consejos o ideas, sigue leyendo este post.
Hoy vamos a enseñarte cómo decorar la habitación de tu hijo
Es importante tener en cuenta, que la mayoría de los niños se sienten más mayores de lo que son, ven que van creciendo, y que ya no son tan niños, por lo que una decoración con motivos demasiado marcados o infantiles, puede no resultarles atractiva, o aburrirles al poco tiempo.
Si la habitación es compartida entre varios niños, una opción muy recomendable para ahorrar espacio, si este es reducido, es el uso de literas o camas nido. El espacio que ocupan las camas se reduce a la mitad, dejando mayor hueco para que los pequeños tengan más libertad y posibilidades de juego.
Unas muy buenas aliadas, a la hora de recoger y dejarlo todo a mano, son las cómodas con varios cajones o cajoneras. Es complicado que todo esté perfecto después de que jueguen, por lo que esto facilitaría la recogida. Además, de esta forma los niños pueden tener fácil acceso a sus juegos, tanto para sacarlos como para la hora de recoger, ahorrando a los más mayores el posterior tiempo de recogida.
A medida que van creciendo, es importante que dispongan en su habitación de una zona de estudio o lectura, con libros o cuentos que sean accesibles a su altura, para ir inculcándoles la importancia del estudio y el crecimiento intelectual desde que son pequeños.
Para el color de paredes y muebles, se recomiendan colores claros, como el blanco o el gris, así como la amplia gama de colores pastel, añadiendo algún elemento que contraste a la suavidad de estos colores como pueden ser cuadros, alfombras o cojines. Una habitación con colores demasiado vivos cansa la vista, y puede incluso provocar estrés, además de aburrir en poco tiempo.
En la actualidad, es tendencia que los colores usados para decoración y paredes giren en torno a una misma gama cromática, así como el uso de maderas.