¿Sabías que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo? Aprovechar al máximo el tiempo que dedicamos a las horas de sueño es fundamental, así que hoy te traemos una guía de las mejores y peores posturas para que tu cuerpo descanse como es debido y que cada mañana salgas a la calle con las pilas cargadas.
Las mejores
El soldado: O, lo que es lo mismo, boca arriba y con los brazos a lo largo del cuerpo. Permite una correcta respiración y no suele provocar dolores de espalda. Algunos, incluso, aseguran que puede afectar a la belleza facial, ya que mantener la cara al aire durante toda la noche evita las arrugas de expresión. ¡OJO! No todo son beneficios, ya que es la posición en la que los ronquidos son más sonoros.
Postura fetal: Perfecta para evitar los reflujos estomacales y mejorar la respiración, ya que la posición del cuerpo permite que el aire circule libremente por él. Ideal para aquellos que sufrís apnea del sueño.
El misionero: No seáis malpensados; hablamos exclusivamente de posturas para DORMIR. Esta, en concreto, es una de las mejores posiciones para conciliar el sueño, ya que facilita la relajación de los músculos. Consiste en recostarse de lado con las manos delante de la cara para que éstas no sean aplastadas y surjan molestos calambres.
De costado, sobre el lado derecho: Recientes estudios afirman que aquellos que se recuestan sobre el lado derecho de su cuerpo en lugar del izquierdo sufren menos pesadillas. Sin embargo, está demostrado que dormir sobre el lado izquierdo es ideal para embarazadas ya que impide que la vena cava inferior sea obstruida y que llegue menos oxígeno al feto.
Las peores
Boca abajo: Esta es, según los expertos, la peor posición para dormir. Aunque puede aliviar los ronquidos, es una de las posturas que más de dolores de espalda genera, puesto que en esa posición, la espina dorsal permanece en una posición forzada toda la noche.
Apoyar la cara en la almohada: Si queréis levantarnos de mal humor a la mañana siguiente, apoyad vuestro rostro en la almohada. Los movimientos de los músculos de nuestra cara pueden llegar a cambiar nuestro estado de ánimo. Así que el sufrir una presión de ocho horas en nuestra cara, no puede ser precisamente bueno… Por si fuera poco, este hábito también tendrá consecuencias en nuestro cutis.
